La sincronización y la automatización permite poner la vista en nuevas mejoras. Vendemos, se sincroniza el stock, se factura, se cobra automáticamente, y todo queda listo para enviar o entregar, con los asientos contables realizados.
Esto reduce las operaciones manuales y promueve los controles de niveles operativos. Nos permite entender mejor desde un punto más alto la operación diaria. Controlo, sí, pero con smarties en mi panel, con indicadores, con alarmas. Y eso nos libera a los que operamos (en todos los niveles) para invertir parte del tiempo en desarrollar ideas de un nivel más alto: mejores indicadores, nuevos desarrollos, encontrar nuevos datos y patrones, números en relación a otros, etc.
El stock no sincronizado o la facturación manual desdibujan esa idea que teníamos de mejora, nos distrae.
Esas mejoras se hacen con un equipo a nuestro lado, una escucha activa mirando las operaciones, entendiendo lo que se necesita, reflexionando juntos sobre las innovaciones que tenemos en mente, construyendo una relación sólida y a largo plazo.
La distancia, la operación sincronizada, la mejora y la innovación se potencian para desarrollar nuevos y mejores escenarios. Se trata de buscar algo de distancia y mantener esos procesos sincronizados. Más distancia, más estrategia.